
Habilidades sociales
Se define como la conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los demás (Alberti y Emmons, 1978, p. 2). Existen diversas clasificaciones de las habilidades sociales, unas de ellas se clasifican en torno a cuatro tipos de habilidades, como son: Las habilidades de comunicación no verbal, verbal, autoconciencia, control emocional, expresión de emociones, automotivación, empatía y la destreza social.
Habilidades relacionadas con la expresión de emociones:
Expresar emociones significa comunicar a otras personas como nos sentimientos, cual es nuestro estado de ánimo en ese momento, además es de esperar que la otra persona, al comunicarle nuestros sentimientos de forma adecuada, adopte una actitud empática y sepa comprender el de nuestras emociones. Sin embargo, transmitir correctamente nuestros propios sentimientos no siempre es fácil (Caballo, 1993. p. 336-309).
Capacidad de motivarse así mismo (Automotivación):
Bisquerra (2011) señala a capacidad de auto-motivarse o automotivación es lo que nos permite hacer un esfuerzo, físico o mental, no porque nos obligue nadie, sino porque queremos hacerlo.
Nos motivamos a nosotros mismos cuando sabemos lo que queremos conseguir y como conseguirlo. Por tanto, para desarrollar la capacidad de motivarnos a nosotros mismos primero tenemos que aprender a fijar los objetivos que queremos conseguir.
Muchas veces no sabemos bien lo que queremos, o sabemos muy bien lo que no queremos. Aprender a plantear objetivos y saber qué es lo que de verdad queremos es, por tanto, el primer paso.
Las personas que poseen esta habilidad tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden. Esto debemos enseñárselo al alumnado porque esta época está teñida de una gran falta de motivación.
Reconocimiento de las emociones ajenas (empatía):
Elisa (2012) refiere la empatía como la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Significa ser capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y motivaciones, de anticiparse a las necesidades de los demás, sintonizar con las señales sociales sutiles que indican lo que los demás quieren o necesitan. La capacidad de ponerse en el lugar del otro no quiere decir que compartamos sus opiniones, ni que estemos de acuerdo con su manera de interpretar la realidad.
Una de las habilidades básicas para entender al otro es saber escuchar, así como atender también a su comunicación no-verbal. Aprender a escuchar supone enfocar toda nuestra atención hacia el otro, dejar de pensar en lo que queremos decir o en lo que nosotros haríamos. La comunicación no verbal es tanto o más importante que la verbal, ser capaz de 'leer' las indicaciones no - verbales como los cambios en los tonos de voz, los gestos, los movimientos que realizamos, proporcionan gran cantidad de información.


Referencias:
Shapiro, L. (2015). La inteligencia emocional de los niños. Barcelona: Editorial B de Bolsillo.
Velázquez, M., Arellanez, J. L., & Martínez, A. L. (2012). "Asertividad y Consumo de drogas en estudiantes mexicanos. Acta Colombiana de Psicología, 3-4.
Bandura, A. (1982). Teoría del aprendizaje social. Madrid: Espasa Calpe.
Y ¿tu, cuales has practicado el día de hoy?